sábado, 25 de febrero de 2017

Menú del día: Hoy, Democracia Salteada


El cocinero de Moncloa se ha esmerado mucho en el despiece del Barón de Montesquieu y le ha quedado un corte jugoso y muy rico que, acompañado de una guarnición se sesos de fiscal y criadillas de periodista (más escasas y valiosas que las trufas), suponen el que, sin duda, será uno de los platos estrella de la temporada: Democracia Salteada (o Asaltada, que aún dudan cómo bautizarlo).

Hace ya tiempo que conocíamos y gozábamos del fabuloso maridaje entre poder ejecutivo y legislativo pero, ahí los críticos coincidían, no se había encontrado la fórmula adecuada para integrar también el judicial y lograr un plato completo, integrado, equilibrado y definitivo. Hoy por fin lo han conseguido y, a tenor del éxito cosechado por las exigentes catas celebradas en Mallorca, Madrid y Murcia, hemos de felicitarnos por ello.

Para la consecución de un resultado perfecto se deben combinar adecuadamente: buenas ideas, depurada técnica y una cocina dotada de todos los adelantos  que la convierten en casi un laboratorio, pero lo que jamás puede faltar y donde nunca debe escatimarse es en los ingredientes; deben ser de calidad suprema, solo al alcance de unos pocos privilegiados y, al César lo que es del César, el hallazgo de la figura del Fiscal Defensor, marcará un antes y un después en los fogones del mundo occidental, un hito de cuya autoría podremos presumir.

Cualquier cocinero doméstico, jefe de cocina de restaurante de carretera o chef de local urbano (léase juzgado) podría argumentar que; sí, todo eso está muy bien pero que les gustaría ver a esos Popes de la Cocina bregar con miles de expedientes apilados en los pasillos y que, cada vez que solicitan un ordenador, reciben una caja de bolis y un paquete de folios; para ellos está muy avanzada la versión Thermomix, adaptable a cualquier circunstancia que, por ejemplo, permite sustituir al cuñado del rey por un concejal de urbanismo cualesquiera y, la diferencia de resultado en boca, solo sería detectada por los paladares más sofisticados.

En fin, felicitémonos porque nuestro Gobierno lo ha vuelto ha conseguir: Después de asombrar al mundo con una recuperación económica que ya se estudia en las universidades más prestigiosas del orbe (en el departamento de Literatura de ficción, pero algo es algo), ahora recobramos protagonismo mundial con el producto de nuestros fructíferos fogones. 

Como nos lo vamos a tener que tragar, nos pongamos como nos pongamos, solo me queda desearnos

¡Bon apetit!


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