domingo, 23 de octubre de 2016

El trile de la construcción por fases


Corrían los años 70’, cuando en España apenas había escuela pública, que lo normal era que los niños fuéramos a colegios privados que, en los llamados barrios obreros, no eran más que academias situadas en bajos comerciales o, en el extremo contrario, grandes colegios de carácter religioso que tenían a su alumnado uniformado por fuera y por dentro.  A partir de la llegada al poder del PSOE en 1982, se empezaron a construir colegios públicos en todos los pueblos y ciudades convirtiendo, esta vez sí, en universal el acceso a una enseñanza gratuita, pública y de calidad.

La llegada al poder del Partido Popular en 1996 y su nefasta mayoría absoluta en el 2000 invirtieron la tendencia: Los incipientes conciertos educativos surgidos a partir de la LODE en 1985; que propiciaron la conversión de los colegios religiosos en una “variante pseudo pública” y la aparición del afortunado, pero privado, modelo Cooperativa; dio salvaje un empujón presupuestario a la Concertada, sobre todo en comunidades con un modelo neoliberal descarado como Valencia y Madrid.  La crisis de 2008 fue la excusa perfecta para atacar, mediante la negación de recursos, la enseñanza pública a la vez que se producía un aumento desmesurado de la dotación presupuestaria para “alimentar” conciertos educativos con entidades ultracatólicas de dudoso criterio pedagógico y flagrante inconstitucionalidad.

Hoy, otoño de 2016, la Comunidad de Madrid ha depurado su particular versión de la Enseñanza Pública y, aderezado y, no sabemos si influido o no por expolios de lo “Público”, como el caso Púnica, han adoptado un asombroso sistema de construcción y dotación de centros públicos en los desarrollos urbanísticos surgidos durante el “boom del ladrillo”: La construcción por fases.

Se trata, simplificando, de abordar la edificación de estos colegios por bloques de 6 u 8 unidades.  Un año se construye una fase, al año siguiente otra, y así, hasta el infinito y más allá… Todo eso con independencia del número de niños y niñas afectadas ya que, aunque el padrón refleje una necesidad acuciante, la construcción se lleva a cabo a piñón fijo: un año una fase, al año siguiente otra, … Cualquier persona sensata preguntaría: Si arrancan con el costoso proceso de levantar un edificio y saben taxativamente que lo deben ampliar ¿por qué no lo hacen de una sola vez, con el consiguiente ahorro de recursos públicos y satisfacción de la demanda existente? Pues eso pensamos todos. Todos menos ellos, los responsables educativos de la Comunidad de Madrid.

Cualquier malpensado echaría cuentas rápidamente y llegaría a la conclusión de que; una construcción por fases conlleva una dotación presupuestaria independiente, un concurso, adjudicación, proyecto, licitación, ejecución y recepción de la obra para cada una de las fases; lo que multiplica por 3 o por 4 los procesos administrativos susceptibles de inflado artificial de presupuestos y cantidades que, involuntariamente, se quedan entre las uñas de alguien.  Evidentemente, eso pasaría por la mente de cualquier malpensado, nosotros nos creemos a pies juntillas los argumentos recibidos: Es la fórmula más eficiente.

El caso es que, los hijos de mal pensados y bien pensados, no encuentran el centro educativo que necesitan en su barrio y, una de dos: Deben desplazarse a otras zonas (con el riesgo que siempre acarrean los movimientos con niños) a colegios ya saturados que van aumentando la ratio sin límite aparente o, como segunda opción, buscar plaza en una escuela concertada (pagada con el dinero de todos que se le niega a la pública) para mayor gloria de su cuenta de resultados.

En el barrio de Los Molinos, desarrollo urbanístico de Getafe con 5 años de vida, Se dotó en su momento de suelo para construir los equipamientos necesarios para la previsible natalidad en una zona poblada en un 90% por parejas jóvenes. La Comunidad de Madrid emprendió, tarde y mal, la construcción de una escuela infantil que, apresuradamente, se reconvirtió en colegio sin variar el proyecto. La natalidad sigue en aumento y, a fecha de hoy, hay cerca de 600 niños y niñas para un centro con ¡¡12 aulas!! Y los responsables regionales se niegan a abandonar su “peculiar” sistema por fases. Dicen que el año próximo construirán otras 6 aulas y, sólo los nacimientos previstos para los próximos 7 meses, ya superarían su capacidad.

¿Qué haremos?

No será muy nuevo ni muy original pero nos van a tener en las calles, en las plazas, en los periódicos, radios y televisiones hasta que nos hagan caso; abandonen su inexplicable ¿? cerrazón y hagan las cosas con un mínimo de coherencia y responsabilidad construyendo los colegios completos y de una sola vez.


#NoSomosMolinosSomosGigantes

1 comentario:

Mario H. dijo...

Si lo que escribes es cierto (que no lo dudo) en cuanto se de permiso para levantar o abrir un colegio privado en la zona, que no creo que tarde, hay que irse corriendo al juzgado por prevaricación