lunes, 24 de octubre de 2016

DÓNDE SE CUENTA LA INDUSTRIA QUE, DON QUIJOTE Y SU FIEL SANCHO, TUVIERON PARA DESFACER EL ENCANTAMIENTO DE LA MALANDRINA CIFUENTES PARA CON LOS ZAGALES QUE QUERÍAN IR A LA ESCUELA


A una legua escasa de la casa consistorial del lugar conocido como Xetafe o Xatafi, que de las dos maneras se oye, cerca del camino real que baja para Sevilla y en el lugar que llaman de Los Molinos, encontraron Don Quijote y su fiel Sancho una joven pareja que, mano a mano,  labraba la tierra con sus hijos envueltos en un atillo a su espalda. Don Quijote entendió que no era manera conveniente, ni para la salud de los padres, ni para la crianza de las criaturas, ni para el buen obrar de la labranza; que cada cosa ha de tener su sitio y no es bueno enredar lo que de natural está suelto.

Inquirió Don Alonso cómo se llamaban los interfectos y por qué cargaban con su prole, a lo que respondieron que no les quedaba más remedio. Que un encantamiento pesaba sobre la comarca lustros ha, que sólo permitía instruir a la descendencia pagando fielato a la malandrina Cifuentes so pena de haber de tenerlos siempre encima. Que respondían por Lucas y Teresa o Teresa y Lucas, que tanto monta, monta tanto y en los cuatro fugaces años desde su casamiento, no habían hecho más que trabajar y trabajar para sostener su magra hacienda y no podían pagar ni un ochavo de fuera de sus cuentas, menos aún la porción del oprobio impostado de los libros. El caballero de la triste figura conjurose con su escudero para poner fin al mal que les afligía y pidió a la pareja que les acompañara en su singular gesta.

Llegáronse los cuatro al caserío que domina el llano y, desde su palestra empedrada, llamaron a generala.  Vecinos, visitantes y curiosos llenaron la plaza y Sancho mandó callar para ayudar al parlamento de su señor que así dijo: “Amigas y amigos deste lugar que llaman Los Molinos, cuentan los heraldos que, si queréis dar cumplida instrucción a vuestra prole, la malandrina Cifuentes exige un pago dello y yo digo ponerle arreglo, que un caballero andante sin entuertos que desfacer, es un pez fuera del agua. Os conmino a construir una escuela empleando la más poderosa arma que los siglos han dado, la propia imaginación y obligalla a abandonar sus malas artes, oír la voz de los vecinos y romper de una vez el encantamiento. Para conseguillo no hay manera más pujante, vigorosa y perdurable que moverse todos a una: 
       

PARA QUE SE MUEVA CIFUENTES, SE TIENE QUE MOVER LA GENTE. 

#NoSomosMolinosSomosGigantes

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