domingo, 4 de septiembre de 2016

Zancadas y divagaciones


Ahhh-ahhhh, fiuuu-fiuuuu; ahhh-ahhhh, fiuuu-fiuuuu; ahhh-ahhhh, fiuuu-fiuuuu; … llevar la respiración bien acompasada es fundamental para no cansarse.  Así, a ritmo: Ahhh-ahhhh, fiuuu-fiuuuu; ahhh-ahhhh, fiuuu-fiuuuu; … eso es, sin distraerse, concentrado, no como el chino este que se ha puesto a mi derecha, qué manera mas rara de correr; ahora acelera, ahora baja el ritmo, vuelve a acelerar… ya podrá el cabrón, con esas piernas tan largas, aunque se va a asfixiar, está un poco fondón y no respira bien. A ese paso le doy un kilómetro o dos, no aguanta más.  Hay que ver la de chinos que hacen deporte, se nota que lo traen enseñado en su educación, … ahhh-ahhhh, fiuuu-fiuuuu; para chino molón, el chino Guo, qué forma de integrarse en el barrio, llegaba a la tienda a las 9, abría la verja para meter las cestas del pan, volvía a cerrar y se iba al bar a tomarse un carajillo. ¡Con dos cojones! Así pasó, que al niño que tuvo lo llamaron Rafael, bueno, no, Lafaé, que decía él. ¡Qué salao! Me dio cosa cuando se fueron, me caía bien.  Ahhh-ahhhh, fiuuu-fiuuuu; ahhh-ahhhh, fiuuu-fiuuu, … ¡Coño! Ahora llevo a la izquierda a la chica neumática, ¡no me jodas! Cómo puede sentirse bien con esas tetas tan artificiales; redondas como globos e inmóviles por mucho que tenga un correr saltarín. Ahora que me fijo, qué culo tan raro, debe ser también artificial. Que no se me olvide, tengo que dar silicona en el rincón del plato de ducha, que está abierto y no tengo ganas de mojar al vecino de abajo. Por cierto ¿tengo vecino abajo? No sé si vive alguien, juraría que están las ventanas cerradas y sucias. A lo mejor vive alguien de incógnito y no quiere que nadie sepa que está ahí; un mafioso o algo y voy yo, le empapo el techo y sube y me descerraja tres tiros. Decidido, en cuanto llegue le pongo la silicona. Ahhh-ahhhh, fiuuu-fiuuuu, … voy a subir un poquito el ritmo, que parece que voy bien… ¡Ja! Te lo dije, ahí tienes al chino doblado, asfixiado perdido. Normal, vaya correr más caótico… y arranca otra vez, qué valor, si le va a dar un infarto, sé que es chino por los ojos rasgados, porque está colorado como el culo de una mona.  ¿Qué pone la camiseta de ese tío de azul? ¿Etnoides? No puede ser, cómo puede llevar una camiseta con el nombre de un hueso del cráneo, es como si yo fuera con una que pusiera “Parietal”.  A lo mejor lo lee uno que no sepa lo que es, le gusta la palabra y lo pone de nombre a un garito.  Hemos quedado en el Parietal a las once… Molaría.  Ahhh-ahhhh, fiuuu-fiuuuu; ahhh-ahhhh, fiuuu-fiuuuu, ahhh-ahhhh, fiuuu-fiuuuu, … ¡Vaya, hombre! Ahora me estoy meando.  Pues me aguanto, total, sólo me quedan dos kilómetros.  ¿Cómo medían las distancias los griegos? Si Filípides llega a saber que la distancia que corrió se iba a convertir en una prueba de atletismo, habría corrido más distancia sólo por joder. Ah, no, que murió reventado. Atletismo, qué palabra. Vendrá del griego esta también, como muchas. Qué casualidad lo de las palabras mal dichas que tienen más sentido que las correctas: El “altobús”, porque hay que subir unos escalones; el “esparatrapo”, porque es de tela o la … ¡La leche! Qué hostia se ha dado ese…


8 kilómetros, cojonudo. Ahora relajando un poco, respira hondo, andandito y sudando.  Venga, estiramos bien, que luego vienen las lesiones y dejamos la cinta para el siguiente, que hay gente esperando. ¿Estará libre la máquina de remo?

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