domingo, 21 de junio de 2015

Caminando con mucha decisión hacia ninguna parte


Esta semana se han producido algunos cambios, de orden interno, en la cúpula del Partido Popular que, si bien no deberían afectarnos a quienes no somos ni militantes ni simpatizantes de ese partido, obliga a estar “ojo avizor” ya que es quien sustenta el Gobierno de la nación.

Al margen de otras cuestiones, hay un asunto cuya sombra planea amenazante sobre nuestras incautas cabezas:  El fundado rumor sobre un cambio legislativo que determine el acceso al gobierno de la lista más votada.  Como primera reflexión, la Constitución Española de 1978, en su artículo 68, tocante al sistema electoral, determina que “la elección se verificará atendiendo a criterios de representación proporcional” y no desde criterios mayoritarios como, en el debate constitucional, proponía Alianza Popular.  Esto supone que, para elegir gobierno, en cualquiera de las escalas del Estado, son los representantes elegidos de modo proporcional quienes votarán libremente la opción que consideren oportuna, con independencia de su número de representantes.  Curiosamente, este sistema lleva funcionando con éxito en muchas democracias de nuestro entorno sin que los partidos que no gobiernan se planteen cambiar las reglas a su conveniencia.  Eso se llama Filibusterismo Político.

Tener un Gobierno incapaz e impotente, secuestrado, a nivel internacional, por las élites financieras y, en nuestra casa, por la gran patronal, la banca y el poderosísimo lobby ultracatólico; supone que irá tomando decisiones sin atender a las necesidades de su población, sino a las de quien le dicta al oído qué leyes aprobar, cuándo hacerlo y en qué términos.

Encontramos un ejemplo palmario en la Reforma Laboral que, lejos de resolver el doloroso drama de más de cuatro millones de personas sin trabajo, es decir, sin recursos para subsistir dignamente; ha supuesto una regresión en derechos y salarios para quien, a duras penas, ha mantenido su puesto de trabajo mientras los grandes empresarios (dejemos al margen las zarandeadas PYMES) ven aumentar sus beneficios de manera exponencial.  Esto, amigos, se llama Neoesclavitud.

No puede entenderse de otro modo la sumisión, dócil y entregada, a las grandes compañías energéticas, participadas de manera decisiva por feroces grupos financieros, que ha multiplicado por 10 el coste para el usuario de unos suministros esenciales cuyos precios máximos deberían estar regulados.  No todo es negativo, el gremio de humoristas internacionales, agradece sinceramente la estupidez contumaz de prohibir, gravar y castigar el uso de energía fotovoltaica, de la que la naturaleza nos ha dotado generosamente, mientras nuestro país exporta tecnología punta al resto del planeta.  Eso se llama Ventajismo.

La industria farmacéutica hace y deshace a voluntad, imponiendo unos precios abusivos, desconocidos en nuestro entorno más cercano, determinando qué medicamentos administrar y cuáles no y, lo más sangrante, poniendo en peligro nuestra salud, como en el caso de las vacunas, o con un coste directo y escandaloso de vidas humanas, como en el desprecio sonrojante a los enfermos de hepatitis C, que siguen muriendo a diario, existiendo un tratamiento de probada eficacia, porque la administración sanitaria centra todos sus esfuerzos en engañar a los afectados, en vez de dar una solución inmediata como prometió.  Eso, cómo no, se llama Administración Desleal.

Protestar contra estas medidas, sería algo normal y necesario pero, claro, Spain is diferent, una deliciosa novedad legislativa, cercana a los usos y costumbres de "Santo Oficio", denominada Ley Mordaza, nos lo impide con cuantiosas multas o penas de cárcel por ejercer un derecho imprescindible en Democracia.  Eso se llama Abuso de Poder.

Mientras tanto, un señor que presumía de ser “previsible”, confirma nuestras sospechas: Preveíamos que se entregaría con armas y bagajes a quienes detentan el auténtico poder y lo ha hecho con presteza ovina.  Ahora, parece ser que su único problema residía en que “no han comunicado bien” y se disponen a hacerlo mejor, de ahí que no nos extrañaría que, en las próximas elecciones generales, su lema de campaña sea: “Vota PP. Caminando con mucha decisión… hacia ninguna parte



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