sábado, 18 de enero de 2014

Una semanita densa


Se acabó el cachondeo.  Esos momentos de relax que, el gabinete de Obama, se tomaba cada tarde alrededor de un café, comentando entre risotadas las patéticas conversaciones telefónicas de Rajoy con sus ministros, se han terminado.  El presidente americano ha dado la orden de dejar de espiar las conversaciones telefónicas de sus aliados y destruir las almacenadas.  Alguna fuente de la Casa Blanca lamenta perder las impagables explicaciones a Fátima Báñez sobre la diferencia entre desempleado y cotizante y sus preguntas desnortadas sobre la influencia de la Virgen del Rocío al respecto.  Ya nada será igual en el Despacho Oval.

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Todo apunta a que, el Alcalde de Burgos, ha abandonado definitivamente su jueguecito de La Parrala con la construcción de un sospechoso bulevar, con el consiguiente aparcamiento de pago, en el barrio burgalés de “El Gamonal”.  Ahora, el alcalde del “suspendo las obras un ratito…  Yo no he dicho eso…  El proyecto se terminará… No lo podemos hacer…”, se dejará cortar una mano antes que reconocer la andanada de collejas que le ha caído desde Génova por echar gasolina a una hoguera, que ha ido prendiendo por todo el estado, a unos meses de las elecciones europeas y un año de las municipales.  Cada conversación telefónica comenzaba por un “Tú eres tonto o qué te pasa…”

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Cristóbal Montoro tiene preocupados a sus colegas del Consejo de Ministros por su creciente adicción a los “Rasca y gana”.  En la última tarjeta le ha salido premiado un recorte en las retribuciones por dietas, vales de comida y otras retribuciones menores en especie que han tocado la fibra sensible del intocable colectivo empresarial.  No es que la patronal haya sufrido un brote de justicia social, es que han echado cuentas del dinerito que les va a suponer, en una época de creciente movilidad de los trabajadores por la geografía nacional o internacional, sumar a las exiguas dietas por desplazamiento y manutención la nueva mordida.  Una cosa es que los trabajadores cobren poco dinero y otra cosa es que, encima, tengan que arrimar pasta aunque, ahora que lo pienso…

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Ya que están tan pesados con famoso “paseíllo” de la infanta, propongo que, si éste se produce, suenen clarines y timbales y, la interfecta y su cuadrilla, bajen la célebre rampa en formación taurina, con paso grácil y decidido, tocados con la imprescindible montera.  Que los reciba en la puerta el fiscal defensor, ataviado con los sobrios ropajes de alguacilillo y, la entrada del juez en la sala, se produzca por la puerta de toriles.  Depende ya de la gallardía (o gallardonía) de la matatriz, que ésta reciba al juez Castro a “portagayola” o sea su cuadrilla quien le de unas carreritas por el ruedo.  Las mulillas esperarán tras la puerta del desolladero pero no tengo nada claro de quién será el orgullo que arrastren.  Va a haber hule, seguro.

1 comentario:

Vladimir693 dijo...

Leyendo esto, es una excelente forma de comenzar un fin de semana