domingo, 23 de septiembre de 2012

LA EDUCACIÓN, UN PROBLEMA DE CONVENIENCIA



Cualquiera que descubra que, en 35 años de democracia, llevamos ya 7 sistemas educativos, a la media de uno cada 5 años; pensará que tenemos un problema.  Es cierto, tenemos un serio problema o muchos.

Tenemos un problema de miopía, con ciertas dosis de sectarismo, en los dirigentes de turno que han hecho de la capa, del futuro de cada generación, un sayo trufado de intereses partidistas, ideológicos y económicos.

Tenemos un problema de falta absoluta de generosidad rampante en quienes sólo han visto, en una pieza troncal de una sociedad madura y moderna, un ascua errante que arrimar a la sardina de sus filias y fobias.

Tenemos un problema de cerrazón contumaz a las ideas de otros que han impedido, desde la base, cualquier atisbo de negociación y posteriores acuerdos que confieran al sistema educativo de la imprescindible estabilidad que necesita.

Tenemos un problema de entreguismo a los grandes grupos editoriales, casualmente relacionados con medios de comunicación influyentes, que obtienen pingües beneficios de unos cambios curriculares constantes y una renovación de textos innecesaria.

Tenemos un problema propiciado por el poderoso lobby católico que ha conseguido desviar importantes recursos de la educación pública a una concertada enfocada con mando firme hacia la cuenta de resultados.

Tenemos el grave problema del desprecio absoluto a la Comunidad Educativa que, de humillación en humillación, brega diariamente, a pie de pupitre, con unos estudiantes desorientados a quienes tratan de motivar a costa de su salud en muchas ocasiones.

¡Tenemos tantos problemas…!

¿Qué sucedería si echáramos un vistazo a los sistemas establecidos en países de nuestro entorno que llevan muchos años funcionando con éxito?  ¿Qué ocurriría si adaptáramos lo mejor de cada uno un sistema propio y estable, diseñado mirando al futuro de nuestra sociedad y no a épocas pasadas que no van a volver?  ¿Qué pasaría si volvieran a la esfera de lo público los recursos detraídos y los pusiéramos en manos de los Profesionales que son quienes, verdaderamente, saben de esto?

Somos un país plagado de inteligencia, ingenio, creatividad y gente capaz y trabajadora.  Que nuestra endémica mezquindad no condene a nuestros hijos a encontrar en el futuro unas migajas que les permitan sobrevivir tristemente en vez de desarrollar sus inmensas potencialidades y trabajar en el ámbito donde mejor puedan expresarse.

¡Tenemos tantas soluciones…!


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