jueves, 1 de marzo de 2012

OFERTA, 2 X 1. LO QUE VA DEL TERROR A LA RISA


CASO GÜRTEL. LIQUIDAMOS LAS REBAJAS


Leí hace poco un graffiti tan contundente como esclarecedor: “Comprendí que la familia es una institución en decadencia cuando operaron a mi padre de fimosis”.  Brutal.

Las huestes que nos gobiernan se han puesto a la tarea con denuedo y, atendiendo a sus hechos y palabras, las sospechas de que Gürtel no ha sido sólo un tinglado de chorizos sino una trama de financiación ilegal del Partido Popular se disparan exponencialmente.

Con el moscón cojonero Garzón ya amortizado, urge cerrar el círculo no vaya a ser que alguna pieza del sumario caiga en manos de otro juez inquieto que constate que, dos más dos, suman cuatro y se vuelva a montar la zarabanda de titulares, contratitulares, investigaciones, imputados ilustres, cuentas que no cuadran, acusaciones contrastadas, Manos Limpias a la carga y otro juez a la picadora.  No conviene.

La estructura presuntamente delictiva estaba siendo diseccionada, con precisión forense, por un equipo de la Agencia Tributaria experto en desmontar este tipo de enjuagues y ¡Ay de mí! es una maquinaria que, una vez puesta en marcha, no se para hasta llegar a las últimas consecuencias.  Peligro.

¿Qué hacer?  Desmontar urgentemente el equipo investigador y, posiblemente, darle la gloriosa patada hacia arriba creando un cuerpo de élite contra el sangrante fraude de las máquinas tragaperras, por decir algo, y colocar a otro grupo de sufridos funcionarios al frente de la investigación que, entre que se familiarizan con el caso y escuchan las indirectas de los gerifaltes, al modo de Gila, cada vez que se cruzan por un pasillo; aplicarán la motivación necesaria para que todo el entramado quede en agua de borrajas o prescriba de puro aburrimiento.

Tengo entendido que, en alemán, el significado de Gürtel es correa o cinturón.  Pues ya lo estoy viendo venir, de aquí a unos meses todos con tirantes y si son rojigualda del modelo Fraga mejor que mejor, no vaya a ser que…


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PUPILAS DILATADAS



Mi condición de diabético me obliga a pasar una ITV oftalmológica una vez al año.  Veamos (es un decir) algunas peripecias del evento:

Belleza interior:  Mi oftalmóloga me reconoce concienzudamente y afirma que tengo una retina limpia y un nervio óptico precioso.  Es la conjunción perfecta del dicho “qué bonitos ojos tienes” y el concepto de “belleza interior”.  Abrumado, sólo alcancé a responder: “Me lo dicen todas”.

Encuentros callejeros:  Llevar las pupilas como dos paelleras tiene sus efectos en los demás; un amabilísimo señor se ha abalanzado sobre mí y me ha estampado dos besos. A mi pensamiento de “Fermín, qué les das” ha contestado la realidad sustanciada en la figura de mi padre.  La policía, también muy amable, ha asociado mi caminar titubeante y el diámetro de mis pupilas con el consumo de no se qué sustancia.  Afortunadamente el informe médico ha espantado los fantasmas.  Las tres veces.

Comprensión:  Ahora entiendo las sensaciones nocturnas de las liebres cuando, en medio de la carretera, quedan obnubiladas por la magnificencia de nuestros faros.  Este sol primaveral que disfrutamos (sufrimos), convierte el mobiliario urbano en un peligroso enemigo para nuestras zonas más sensibles (bolardos del demonio).

Seducción:  El rato de nebulosa espera que transcurre entre la administración de las gotas y el reconocimiento médico es, al menos, entretenido.  En dos ocasiones se me han acercado bultos oscuros, con voz femenina, preguntando de qué nos conocíamos para mirarlas con tanta fijeza.  Un titubeo provocado, mientras les ofrezco cupones, ha conseguido aplacar las iras, nada disimuladas, de sus respectivos maridos y sus gestos intimidatorios.

Espero, confío y deseo que, mi próximo primer examen prostático, sea más tranquilo para todo el mundo aunque termine también con el ojo dilatado.



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