miércoles, 15 de febrero de 2012

¡VIVAN LAS CAENAS!



Millones de personas se echan a la calle bajo un solo grito, un solo color, una sola consigna.  El griterío es tan ensordecedor que, hasta los más timoratos y melifluos se dejan llevar por la corriente y se unen a la marea roja que lo inunda todo.  

¿Qué sucede? 

¿La Reforma Laboral?  ¿La actitud sacamantecas de los bancos?  ¿La demolición incontrolada de la Sanidad Pública?  ¿El torpedeo a la línea de flotación de la Educación?  ¿El desguace del sistema público de pensiones?  ¿La estigmatización, otra vez, de la mujer como pecadora impía?  ¿El vergonzoso panorama de corrupción de gente que debería tener un comportamiento ejemplar? ¿El desconcierto frustrante de millones de jóvenes sin trabajo ni futuro?  ¿La cifra de personas sin empleo condenadas a la beneficencia?  ¿La apuesta miope por los combustibles fósiles en lugar de las energías limpias?  ¿La descarada falta de respeto del gobierno, capaz de mentir a todo el mundo sobre todos los asuntos en su propio beneficio?  ¿El ejemplo de Grecia o Portugal?  No.

Es que España ha ganado un campeonato de fútbol.  ¡Ah!  ¡Qué triste!

Tenemos mucho que aprender de la derecha:  ¡Todos los domingos hay que reventar el centro de Madrid para echar a estos rojos peligrosos!  Y no falta nadie.  ¡El día de las elecciones no debe faltar ni un solo voto!  Y sacan al abuelo moribundo de la cama para meter su papeleta en la urna.  ¡Hay que montar bronca con todo el que huela a izquierdas!  Y se pelean hasta en las comunidades de propietarios…

Nosotros no, así nos va.

Tenemos mucho que aprender de Francia o Inglaterra o …:  Su gobierno prepara alguna medida restrictiva en derechos, a las dos horas están las calles llenas de gente protestando, de tal manera, que abren los informativos de todo el mundo.  Y vamos nosotros y montamos en cólera por un sketch de dudoso gusto.

Nosotros debemos hacer un referendum que nos autorice a convocar una Huelga General, así nos va.

Se cumplen 200 años de la proclamación de la Constitución de Cadiz, derogada al regreso al trono de Fernando VII al sonrojante grito de ¡Vivan las Caenas!

La Historia nos observa con estupor.


No hay comentarios: