miércoles, 1 de febrero de 2012

DOY FE. PUEDEN, ANTE MÍ, PROCEDER A OSCULEARSE



Sabíamos que Gallardón iba a dar juego allá donde aterrizase.  Es cierto que con ciertas prevenciones:  Colocarle en Fomento iba a disparar las cotizaciones de fabricantes de tuneladoras así como, en Administraciones Públicas, iba a encontrar una resistencia numantina a la aplicación del Déficit Cero.  Cosas del currículo.

Para dicha y regocijo de humoristas gráficos, monologuistas, guionistas de televisión o juntaletras de todo pelaje y condición ha caído en Justicia y, como era de prever, su peculiar manera de funcionar, no decepciona.

España cuenta con varias particularidades que la hacen diferente y le confieren carácter único e irrepetible:  La Dieta mediterranea, la envidia como modus vivendi, tener grandes ideas pero siempre tardías y un atasco de los juzgados que mantiene, aún por dictar, la sentencia del robo de las joyas de Isabel II.  Hete aquí que Gallardón ha cogido el rábano por las hojas y se ha propuesto terminar con esta última lacra endémica ¿Y cómo lo ha abordado?  Sacando de “sede judicial” las bodas y los divorcios y llevándolos al privadísimo, romántico y recoleto ámbito de las notarías.  ¡Ahí está la originalidad carpetovetónica!

Alguna duda, sin embargo, atenaza mi débil corazón:

¿Si se abonan tasas por matrimonio notarial, se procederá a su devolución si éste no fructifica o consolida y deviene en divorcio o, al ser actos independientes, debe hacerse provisión de fondos diferenciada para cada uno de ellos?

¿El fedatario público debe levantar acta de la consumación del mismo para darle carácter definitivo o hará auto de fe y confiará en la palabra de los contrayentes?

¿Se considera el matrimonio un Bien o, atendiendo a la prolija literatura, se atiende a sus connotaciones malignas?

¿Si se considera un Bien, debe escriturarse como cualquier otro Bien que adquirimos?

¿Debe inscribirse en un Registro de Bienes Matrimoniales?  ¿Existirá la figura de Registrador de la Matrimonialidad?

¿Qué sanción está prevista para el ser abyecto y misógino que pretenda inscribir el matrimonio en el Registro de la Propiedad?

Cuando se produce un divorcio, si uno de los divorciados pretende volver a contraer nupcias ¿Deberá abonarse plusvalía?  ¿Por parte de quién?

Tirar arroz en una notaría, amén de incómodo, queda feo y desaseado ¿Podrán tirarse los papelillos resultantes de las máquinas taladradoras de papel timbrado?

Las notarías suelen estar ubicadas en lugares céntricos de las ciudades donde el aparcamiento está muy penado ¿Se habilitarán plazas, tipo carga y descarga o reservado vehículos nupciales, a la puerta de los despachos o los contrayentes deberán desplazarse a pie, con el consiguiente espectáculo, desde el parking más cercano?

Estas son sólo cuatro ideas mal contadas y esbozadas a la carrera, estoy seguro que, cuando mi mujer vuelva del trabajo, me dará la aportación femenina de que carezco y que incluiré si fuera menester.  Doy fe.


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